Para los que nunca habéis estado en Brujas, esta impresionante ciudad debería estar en vuestra lista, hay que verla sí o sí. No recuerdo haber visto un lugar tan bonito, cada rincón esconde una maravilla, todo está tan bien cuidado que parece de película. La arquitectura belga, los espacios verdes y los canales están por toda la ciudad. Pero hoy no hemos venido a hablar de la ciudad de Brujas, sino de sus magníficos gofres.
Antes de empezar, un dato curioso. Resulta que no todos los gofres o waffles son iguales en Bélgica. Como vimos en el artículo del Quetzal en Lovaina, los gofres son más duros, más secos y los fabrican sin azúcar cuando nos acercamos a la zona Este de Flandes. Sin embargo, a medida que nos vamos acercando a la costa, todo cambia. Los gofres pasan a ser más esponjosos y dulces. Personalmente prefiero estos últimos, pero he escuchado opiniones de todo tipo, así que te invito a que pruebes los dos.
Ahora bien, gofres por Brujas hay en muchos sitios: puestos en la calle, en restaurantes, tiendas específicas de gofres… después de haber probado 4 o 5 puedo recomendar los de Chez Albert, al lado de Grote Markt. Seguramente tengas que hacer cola un rato en la calle, pero sin duda merecerá la pena.
Estos gofres los hacen al momento, y es ahí donde yo creo que reside toda su magia. Un gofre recién hecho se gana a cualquiera.
Hay muchas variedades, pero recomendaría que fueseis a disfrutar de la masa del gofre, así que solo o con chocolate negro son las mejores opciones para degustar este gofre inolvidable.
Por mi parte nada más, empezad muy bien la semana 😉