Hace ya tres meses que llegué a la capital de Europa, y mi visión de esta increíble ciudad ha cambiado mucho.
Me habían dicho que Bruselas era una ciudad aburrida, que no había nada que ver, que lo bonito son las ciudades que están alrededor, que los belgas son muy bordes… nada más lejos de la realidad.
Si algo me encanta de Bruselas es que siempre, siempre hay algo para hacer. De hecho, el principal problema que tenemos todos es que no sabemos qué elegir o que queremos hacerlo todo y no podemos.
Especialmente si os gusta la cultura, Bruselas os va a parecer una fuente inagotable de ella. Aquí la cultura es muy joven, es una ciudad que se mueve mucho y donde siempre está lo último. Y además, no es nada cara.
En cuanto a la fiesta, hay absolutamente de todo, desde una discoteca que es una cabaña en medio del bosque hasta bares en los que parece que estás de vuelta en España. Y luego están las famosas TDs, de las que ya han hablado en este blog y de las que solo diré una cosa: no digáis que no antes de ir, id y ya veréis como os enganchan. También hay muchos sitios para salir de tranquis, bares de jazz donde tomarte una buena cerveza en buena compañía para refugiarse del frío.
Por otra parte están los belgas. Si es que eso se puede definir, porque Bélgica, como dicen los propios belgas, “es un país muy pequeño y muy complejo”. Con tres regiones que no tienen nada que ver y que hablan tres idiomas diferentes, es complicado definir lo que es ser belga. Y más en Bruselas, una ciudad multicultural donde las haya. Lo que sí que es verdad es que los belgas son muy amables y educados, gente a la que si pides ayuda nunca te va a decir que no, y te van a intentar entender sea en el idioma que sea.
El único aspecto negativo que le veo a ser Erasmus en Bruselas es el precio de la carne y el pescado. Es necesario buscar ofertas para no dejarte un riñón a la hora de hacer la compra, y aún así los precios nunca igualan a España. Pero bueno, no todo podía ser perfecto.
En resumen, a los que vais a venir aquí en el segundo cuatrimestre, solo os digo una cosa: os vais a arrepentir de no haber venido antes a Bruselas.
À bientôt!