El Groot Begijnhof es uno de los dos beaterios de la ciudad de Lovaina, junto con el Klein Begijnhof. Y es que los nombres de ambos beaterios son relacionales, no se entienden el uno sin el otro: el Groot Begijnhof se llama así porque es más grande que el Klein Begijnhof (Pequeño Beaterio), así de básico. Si bien el pequeño tiene un carácter único que nos traslada a un tiempo atemporal y a un espacio indefinido, el Groot Begijnhof es simplemente una maravilla. Os dejo un fragmento de un texto que he escrito sobre lo que he sentido en el Groot Begijnhof.
“Magia. Historia. Cuento. Luz. Estrecho. Encantador. Rojizo. Desconexión. Retorno. Encuentro. Paz. Paseando por sus calles, el tiempo se para y la ciudad de Lovaina queda lejos en la distancia. Me adentro en un cuento, con calles estrechas y adoquines auténticos, casas bajas de ladrillos rojizos y magia; mucha magia. En este momento, suspendido de todas las leyes y separado de todas las reglas, no me sorprendería si, de repente, una beguina saliera de cualquier puerta y se dirigiera a mí con un “goedenavond” y una sonrisa en la boca. Pero tampoco resulta nada extraño que una estudiante del siglo XXI, con gafas de pasta, pelo rizado y zapatillas deportivas, aparque su bici y pase por mi lado, totalmente ajena a este sueño tan real que estoy viviendo. Que en este instante, la única pista que tengo del tiempo es la luz, cálida en color pero no en temperatura, de un sol viejo que morirá en breves en esta tarde de enero. Y yo estoy aquí, de pie frente al Dijle, en el Groot Begijnhof, en Lovaina, o en cualquier otra parte. Quién sabe.” Alejandro Caravaca, 19 de enero de 2019.