Nunca había sido de la clase de personas que colaboraban en los programas de radio o televisión, más bien lo contrario, siempre me había preguntado con curiosidad qué motivaba a la gente a hacerlo. Sin embargo, ayer pasé a formar parte de aquel escaso grupo de oyentes participativos.
Este 2020 ha sido un año extraño. Doloroso y duro para muchos. Este marzo nos confinaron sin certeza alguna de cuando se podría salir a la calle. Al principio, el mundo se dividió en dos, los exagerados y los inconscientes. Unas semanas le bastaron a la gente para unirse de la forma más cercana posible: todos los días, a la misma hora en distintas casas. En pleno abril ya no existían exagerados e inconscientes, solo vecinos que ya se habían convertido en familia. Todos con los mismos miedos, problemas y ganas de ayudar.
El verano llegó, pero se estableció con mucha prudencia y anormalidad. La gente siguió confinándose, y el mundo real pasó a ser el online. Pasó incluso más lento que el invierno y todos aquellos que tenían viajes planeados tuvieron que renunciar a ellos. En aquel punto del año, los medios de comunicación empezaron a especular sobre un hipotético Erasmus online. Aquellos meses de duda probablemente fueron lo peor de mi 2020.
Finalmente, llegó agosto, y con él, el final de ese espantoso verano. Las dudas de si conseguiríamos pasar el otoño e invierno en Brujas aún estaban ahí. La verdad es que nuestra universidad flamenca nos lo puso todo muy fácil y nuestra casera fue realmente flexible. Pese a eso, el agosto transcurrió con grandes incertezas y agudos nervios. Las maletas no se prepararon hasta el último momento y el día del “ahora o nunca” llegó mucho antes de la fecha programada, pero llegó. Preparamos equipaje para un viaje indefinido al país de nuestros sueños justo el día antes de recorrer 1300 quilómetros en coche. Aquél viaje, por raro que os parezca, fue el mejor momento de mi 2020. Las improvisadas y breves despedidas fueron muy duras, pero todas las dudas de aquellos últimos meses pasaron a ser certezas, y el cuándo y el cómo pasaron a ser factores insignificantes frente a la estimulante realidad que nos esperaba en Flandes.
Llegamos. Y lo mejor es que Brujas cambió nuestro año.
Nuestro 2020 no será recordado por ser el año del coronavirus, sino por ser el año que cambió nuestras vidas.
Ayer, estaba escuchando una de mis emisoras favoritas y uno de los presentadores del programa de mañanas preguntó a los oyentes sobre lo mejor de su 2020. Fue una de esas veces en las que no puedes reprimir tus ganas de gritar a los cuatro vientos lo que sientes.
Sin ninguna duda, lo mejor de mi 2020 ha sido irme a vivir al país de mis sueños.
2 comentarios
Que bonito!!! Me encanta como escribes. Me has conmovido
¡Gracias por tus mensajes Andrés! ¡Espero que sigas leyendo! 🙂