Estar de Erasmus en Lovaina es una experiencia inolvidable. No somos a veces conscientes de las ventajas que tenemos por el hecho de pertenecer a la Unión Europea. Podemos cruzar fronteras como si nada, somos acogidos en otro país y en otra ciudad como uno más. Es fácil sentir Lovaina como un segundo hogar.
Y nuestra nueva casa siempre pertenece a un barrio. Y es que el barrio es ese lugar rutinario pero agradable. Ese lugar testigo de tus días tristes, de tus momentos de entusiasmo, de reflexiones, de alegrías, de compartir bellos momentos con la gente que más aprecias. Creo que ya me he acostumbrado a mi nuevo barrio, lo veo todos lo días, pero ya no lo miro como un nuevo y desconocido lugar. Ya lo incluyo como el escenario con el que inicio y cierro cada uno de los únicos días de esta especial experiencia.
Tengo la suerte de no vivir en un barrio cualquiera en Lovaina. El barrio de Vaartkom es diferente a lo que estamos acostumbrados y es genial pasear por él y disfrutar de su esencia. Y es que el barrio de Vaartkom se encuentra situado donde se encontraba el complejo industrial de la antigua fábrica de Stella Artois, cerveza originaria de esta ciudad. Estos edificios siguen en pie y nos recuerdan a una época pasada. Podemos imaginar las diferencias entre el ambiente de este lugar con el paso del tiempo, de ser una zona marcada por la actividad industrial a ser uno de los barrios más modernos y tranquilos de la ciudad.
Las antiguas fábricas y edificios toman ahora nuevos usos. En una antigua fábrica se encuentra el De Hoorn, albergando cafés, restaurante, salas de eventos, etc. Y manteniendo todavía su esencia, conservando esos peculiares depósitos donde se almacenaba la cerveza. Por otro lado, en el antiguo edificio de aduanas se encuentra OPEK, un especial bar en el que se potencia el desarrollo artístico y cultural con diferentes eventos.
Y es que algunos artistas desarrollan su actividad en este barrio, como es el caso de Pieter Janssens . Os animo a encontrar una de sus obras más reconocidas y, en mi opinión, la escultura más curiosa de la ciudad. Y tendréis que mirar bien alto si queréis encontrar a este astronauta que vigila el barrio. Se encuentra en la parte de arriba de uno de los edificios más emblemáticos de Vaartkom: los enormes silos de la antigua fábrica.
Otra parte que me encanta de este barrio es su canal. Ahí se encuentran varias pequeñas embarcaciones amarradas. El agua siempre aporta cierta esencia de relajación y tranquilidad y pasear por el canal de Vaartkom es prueba de ello. En este barrio también se están construyendo nuevos edificios con estudios y locales, que acogen negocios alternativos que comienzan a florecer. También la nueva fábrica de Stella se encuentra muy cerca.
Y por último, la pequeña joya del barrio y muy desconocida por muchos: el pequeño Beguinaje de Lovaina. Una pequeña calle pero de una belleza excepcional, que albergaba a las beguinas que trabajaban en la abadía de Keizersberg, que se encuentra en la colina que vigila del barrio.
Creo que mi nuevo hogar merecía este post y espero que lo hayáis disfrutado.