¡Hola de nuevo!
En mi primer post os voy a hablar de algo que me ha llamado mucho la atención estos primeros días en Bruselas: la cantidad de opciones de comida a domicilio, food trucks, puesto callejeros, take away… que hay en esta ciudad. Es increíble las infinitas opciones con las que te topas cuando vas caminando por la calle, pero más increíble aún es la gran variedad de los mismos, desde los típicos puestos de patatas fritas belgas, hasta comida asiática, mexicana, o de infinitas partes del mundo. Y no es solo comida, sino que también encontramos puestos de cerveza, de café o de chocolate caliente, entre otras muchas cosas.
Esta abundancia se debe principalmente a que la hostelería y los bares llevan cerrados desde mediados de octubre en todo el país por el Covid, y debido a ello los negocios han tenido que reinventarse para poder seguir ofreciendo su servicio. Ahora más que nunca, los hosteleros necesitan nuestro apoyo.
Es cierto que se pierde la esencia de sentarte tranquilamente a comer y disfrutar del ambiente del restaurante, pero tiene muchísimas otras ventajas, y sobre todo para nosotros estudiantes de Erasmus.
Lo primero es que el precio es generalmente más bajo, ya que los restaurantes se han podido permitir disminuir el precio para atraer a más clientes al no tener que hacer frente a muchos otros gastos que tendrían de manera regular. Y oye, ¡un precio más bajo siempre se agradece!
Lo segundo es que tardas menos en comer y puedes aprovechar mejor el tiempo para seguir visitando cosas y creando aventuras. Pero lo que más me gusta a mí es que puedes comer en cualquier sitio; tú elijes donde poner la mesa del restaurante: unas patatas fritas bajo los soportales de la Grand Place, sushi en los bancos del Palais Royal, kebab admirando el Atomium, o una pizza en las explanadas del Parc de Bruxelles.
Y tú, ¿dónde vas a poner tu próxima mesa de restaurante?