Muy cerca de la estación de trenes de Brujas, caminando hacia el centro de la ciudad por la calle Oostmeers y girando a la derecha me encontré con el Lago del Amor, Minnewater. Antiguamente, era el embarcadero de los navíos que aseguraban el transporte entre Brujas y Gante. Hoy, es un auténtico remanso de paz y tranquilidad en el corazón de esta ajetreada ciudad siempre repleta de visitantes. Por este lugar, vi muchas familias que aprovechaban para pasear alrededor del lago en bicicleta, hacer algo de deporte o tomar el sol en cualquier rincón.
Hay varios puentes rodeando el lago que permiten dar un gran paseo por este rincón de la ciudad. Además, a orillas de este se encuentran algunas casas típicas con unas vistas y jardines espectaculares. Conforme se avanza en el paseo, es inevitable toparse con el Beaterio de Brujas, que data de 1245 nada más y nada menos. Aquí vivían religiosas similares a las monjas que se dedicaban a labores como el cuidado de enfermos, los bordados y la elaboración de alimentos. Es posible visitar una de las casas del complejo del Beaterio, que muestra cómo era una jornada diaria en el siglo XVII. La verdad es que merece la pena acercarse hasta este lugar para contemplar las casitas de fachadas blancas y el silencio que reina en este sitio. Crea una ambiente aparte, muy diferente al del resto de la ciudad. La visita al complejo es gratuita, aunque hay que tener en cuenta que el Beaterio cierra sus puertas por la tarde, a eso de las seis y media.
Pero no sólo vimos esto en Brujas… 🙂