Beerbowling

La semana pasada pude probar uno de los deportes favoritos entre las fraternidades de Gante, el Beerbowling. Este deporte consiste en una variación de los conocidos bolos, pero añadiéndole una dificultad añadida, beber cerveza ilimitadamente y unas reglas en las que finalmente es imposible no acabar perjudicado.

El lugar donde se práctica suele ser la bolera de overpoort, pero probablemente puede practicarse en cualquier otra bolera, aunque no se si otras boleras ofrecerán el paquete de Beerbowling.

Yo fui con la fraternidad de mi residencia que fueron los que organizaron la actividad, el coste era de 14 euros y podías estar durante 3 horas jugando a bolos con cerveza ilimitada.

Una vez que hicimos todos los preparativos para comenzar la partida (pedir los zapatos, apuntar a los jugadores, elegir las bolas, etc…) pasaron a explicarnos las normas del Beerbowling, estas son las siguientes:

• El equipo está formado por 6 personas

• Cuando un jugador hace un pleno manda a quien quiera del otro equipo beberse una cerveza entera de un trago, comúnmente conocido como hidalgo.
• Si un jugador hace un semipleno entonces pide a otro cualquiera que se beba media cerveza de un trago.
• Si un jugador tira la bola por alguno de los dos carriles le toca beberse media cerveza de un trago.
• Dentro del grupo de jugadores, hay uno que será el 9. Esta persona, en el momento en el que alguno de los demás jugadores tire 9 bolos, tendrá que beber media cerveza de un trago. El 9 podrá cambiarse si hace un pleno, en ese momento se decidirá quien será el nuevo 9 entre todos (generalmente el que es el 9 suele ser el que más perjudicado acaba).

Tras esto nos pusimos manos a la obra siguiendo las reglas en las primeras tiradas, pero a medida que la cerveza iba subiendo las reglas se iban saltando cada vez más y simplemente bebíamos cerveza a nuestro antojo. La primera partida estuvo bastante reñida entre dos personas, pero a partir de la primera el alcohol comenzó a hacer más daño y la competición pasó de ser sobre quien tiraba más bolos a que equipo bebe más cerveza.

A medida que te bebías una cerveza se iban amontonando una encima de otra y nuestra mesa y otra comenzó un pique a ver quien conseguía tener la pila de vasos más grande (como no, dada nuestra picardía española nos agenciamos otros vasos de por ahí y sospechosamente nuestra pila creció). A partir de ahí el juego de los bolos nos importó bien poco e inventamos nuevas formas de tirar el bolo.

Como se puede imaginar tirando de esta manera no conseguíamos más que echar la bola al carril, pero nuestra competición estaba en otra parte.

Finalmente uno de los equipos lanzó la bola cuando la máquina estaba recogiendo los bolos y la dirección de la bolera decidió cortar el grifo de cerveza y acabar el juego con antelación. Podéis imaginar el enfado de todos cuando la cerveza dejó de fluir y que a falta de hora y media de juego nos querían echar. Pero las normas son las normas y por lo visto estuvieron avisando un par de veces antes que no se hiciese eso.

Aun así, aunque nos hubiesen timado me lo pasé genial durante la partida y el hecho de descubrir un nuevo deporte que mezcla bolos y cerveza es ya una experiencia que no se tiene todos los días.