Querido lector,
Desde la primera vez que visité Gante, ha habido un edificio que siempre ha despertado mi curiosidad. Al pasar por la zona entre Korenmarkt y Graslei, no puedo evitar acercarme a Sint-Michelshelling (El Puente de San Miguel) para admirarlo una vez más. Este magnífico, déjeme decirlo, monumento se sitúa a las orillas del río Lys y actualmente recibe el nombre de “1898 The Post”. Pero retrocederé unos siglos atrás para que puedas conocer su historia y apreciar mejor todos los detalles que su fachada esconde.
Hasta comienzos del siglo XVIII, en ese mismo solario había unas 20 casas, una de ellas era nada más ni nada menos que la prisión de la ciudad de Gante, el Châtelet. Sin embargo, en el año 1719 aquella cárcel se les quedó algo pequeña y pasó a ser un simple almacén. Pero eso no es todo, también fue una academia de arte, la cámara de comercio y en varias ocasiones, una escuela. Junto a ella se encontraba (y se encuentra) la casa de los pescadores, reconocible por la imagen de un barco tallada en la puerta.
Más tarde, en 1898, dicho solar fue elegido por el servicio de correo para su nueva oficina. El edificio, que sigue siendo la joya arquitectónica que nos encontramos hoy en día, fue diseñado por el arquitecto Louis Cloquet y el arquitecto provincial Stéphane Mortier para la Exposición Universal celebrada en Gante en 1913.
Se construyó en un estilo ecléctico combinando influencias góticas y renacentistas, con la intención de darle un aspecto histórico para la época. Si nos detenemos a observar la fachada, podremos encontrar 19 estatuas que representan el continente de Bélgica, sus regiones, provincias y la colonia. También podrás ver 24 medallones que simbolizan los jefes de estado de la Unión Postal Internacional. Y como dato curioso, la número 24 está dedicada a Florence Nightingale.
En 2001 la oficina postal cambió su dirección y el edificio quedó en desuso por algunos años. Hasta que, en 2017, el centro comercial The Post Plaza y el hotel 1898 The post, le dieron una nueva vida. En concreto es el hotel lo que conserva a la perfección el estilo original del interior de lo que fue la oficina de correos. En su día se eligió el estilo Art Nouveau para la decoración interior, y más tarde la interiorista Geraldine Dohogne lo mantuvo. Sus largos pasillos iluminados por lámparas Tiffany que dejan ver los remaches de la estructura al descubierto, y las formas redondeadas de la estructura interior o el uso de materiales industriales. Una decoración exquisita, fiel al estilo original y sin perder un ápice de elegancia.
Además, si te alojas en el hotel y te gusta alguno de sus muebles o cualquier ornamento de decoración, solo tienes que peguntar por él en la recepción. Puesto que tienes la posibilidad de comprar casi todo lo que ves. Pero te advierto, el trabajo de interiorismo que han realizado es tan bueno, que probablemente querrás llevarte la habitación entera para ponerla en tu casa.
¡Nos vemos la semana que viene!
Celia